No usar bolsas plásticas debe ser la prioridad
- Santandereana Automercado
- 28 jun 2018
- 2 Min. de lectura
En Santandereana Automercado C. A. te invitamos a tomar consciencia acerca del uso de bolsas plásticas, ya que producen daños irreparables al medio ambiente.

¿Te has preguntado cuánto tiempo tarda en degradarse una bolsa? Es importante la lectura y reflexión de este post para que lo compartas con tus familiares y amigos.
Debido al incesante crecimiento poblacional que genera mayor cantidad de residuos, la extracción desmedida de recursos naturales y los altos niveles de contaminación atmosférica, nuestro planeta se encuentra en crisis. Todas estas acciones responsabilidad del hombre nos colocan como la especie más devastadora. Es por ello que tenemos el compromiso de asumir un comportamiento más responsable en el trato con la naturaleza y así aportar a la conservación de la Tierra.
Aunque no hay cifras precisas que determinen la cantidad de bolsas que utiliza cada individuo a diario, basta con mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta del alto consumo que hacemos de éstas. Aunque son de gran utilidad, una bolsa que puede estar escasos minutos en nuestras manos tarda en degradarse alrededor de 400 años.
Estas bolsas son hechas de materiales derivados del petróleo como el polietileno y al acumularse pueden ser altamente contaminantes del suelo. Otro porcentaje termina en el mar, ocasionando la muerte de especies como peces, tortugas, entre otros.
Sin medir consecuencias, son muchas las bolsas plásticas que son usadas a diario en el mundo y numerosas personas desconocen de qué manera contrarrestar este daño. No usar bolsas plásticas debe ser la prioridad. Sin embargo, de ser necesarias, se debe tener presente reutilizarlas las veces que sea posible.
Lo ideal es sustituir el uso de bolsas plásticas por bolsas de tela, cestas o carritos. ¿La excusa está en donde echar la basura? Es hora de implementar el hábito de clasificar residuos sólidos orgánicos e inorgánicos. Con la finalidad de realizar procesos como el compostaje y el lumbricultivo con desechos orgánicos –residuos de comida, entre otros–, ya que éstos se descomponen fácilmente y se convierten en abono orgánico para la mejora de suelos aptos para los cultivos.
Por María Moreno (pasante de la Universidad de Los Andes Táchira
Fuentes consultadas:
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